El mes
pasado murió un dirigente histórico del PCE que participó junto a compañeros
aeronáuticos en la creación de las CC.OO. en Sevilla.
José Hormigo
González era hijo de jornalero y costurera, nació en 1932 en El Saucejo y con
sólo 4 años empezó a sufrir los bombardeos fascistas comenzando así su sino
sangriento huyendo de la represión y las persecuciones. Contaba sólo 12 años cuando
su padre fue condenado al trabajo esclavo en la construcción del Canal de los
Presos y recluido en la colonia penitenciaria militarizada de Los Merinales.
Empezó a trabajar allí de “aguaó” y “niño de los recados” al mismo tiempo que
formaba parte de los vencidos y maltratados tras la guerra civil. La conciencia
obrera que adquirió entonces se le fue incrementando en las sucesivas
detenciones, despidos, torturas en las comisarías, encarcelamientos (4 años, 2
meses y 15 días entre las prisiones de Sevilla, Jaén y Córdoba)…y siempre
teniéndo que vivir con nombres supuestos en constante busca y captura.
Previamente a su ingreso en prisión fue juzgado por el tristemente famoso
Tribunal de Orden Público (TOP) por el que pasaron miles de obreros y
estudiantes que se rebelaron contra las injusticias entre 1963 y 1977.
Su
trayectoria vital es indisoluble de la historia del movimiento obrero y del PCE
y, de un hito muy destacable que ocurrió en la ciudad hispalense.
En Junio de
1963 en el teatro San Fernando. Ahí se abre paso la estrategia comunista de
arrancarle al ministro sindical franquista la utilización obrera de los locales
sindicales, hecho que contribuyó de manera muy determinante a la creación e
impulso en toda Sevilla de las comisiones obreras. Dicha utilización estuvo
precedida desde finales de los años 50 por haber sido elegidos como enlaces
sindicales en representación de los trabajadores.
Una
peligrosa dualidad: enlace sindical legal y militante obrero clandestino.
Pepe Hormigo González, Juan Menor Luque y Fernando Soto Martín tres artífices de la creación y desarrollo de las CC.OO. en Sevilla. |
Su condición
de cuadro comunista en un PCE en constante crecimiento le obligaba a cambiar de
domicilio con frecuencia para ocultarse del acecho de la Brigada Político
Social la cuál, en el año 1971, lo tuvo una semana en La Gavidia propinándole
palizas y torturas día tras día.
Pepe Hormigo
forma parte de ese conjunto de hombres y mujeres heroícos luchadores
antifranquistas que estuvieron en la vanguardia de las luchas reivindicativas y
por las libertades y que, desgraciadamente, no han sido suficientemente
valorados y reconocidos por su generosa entrega al restablecimiento de la
democracia en este país.
Portada del segundo libro que escribió recogiendo vivencias de El Saucejo, su pueblo. |
Consciente
de ello escribió dos libros sobre sus vivencias en los que relata todo un
cúmulo de curiosas anécdotas y sufrimientos personales y familiares. Vivencias
que sería conveniente dar a conocer a las nuevas generaciones.
En su afán
por recuperar la memoria y la dignificación de las víctimas republicanas y de
la represión franquista, en los comienzos del Siglo XXI es fundador de la
asociación Memoria, Libertad y Cultura Democrática de la cuál era Presidente de
Honor. Tanto en ésta asociación –en los últimos años- como también en el
desarrollo de su militancia comunista ha sido camarada y amigo de varios compañeros
de La Hispano Aviación y Construcciones Aeronáuticas a los cuáles menciona en
su libro < TIEMPOS DIFÍCILES. Memorias de un Trabajador >. De éste libro recojo
en este blog algunas páginas significativas referentes a lo sucedido en el
teatro San Fernando. Entre las fotos están algunas del homenaje que le tributó
la Asociación el 25 de Febrero de 2007 y, por último, la reciente semblanza
escrita por Juan Miguel Batalloso Navas miembro destacado de la misma en el
pueblo de Camas.
Hasta siempre, camarada
Hoy es de esos días en los que una vez más descubro
con tristeza, nostalgia y melancolía que la vida, ese misterioso fuego interior
que me hace existir y me impulsa a escribir se me va, se nos va
irremediablemente. Mis amigos, mis camaradas, mis compañeros de militancia y
lucha por la más amplia de las democracias se van en silencio como si nada
hubiesen significado para este presente histórico que aunque repleto de
contradicciones, no es ningún modo comparable con aquel atroz Régimen que los
reprimió, encarceló y torturó. Es tanto lo que nos queda por hacer y por
mejorar, que a veces olvidamos de donde venimos y el caudal de dolor tan
espeluznante que tantas y tantas personas tuvieron que soportar para conseguir
esto que tenemos y que algunas mentes olvidadizas se atreven a despreciar y
vituperar a “toro pasado” como si ellas hubiesen estado allí recibiendo los
golpes de aquella feroz dictadura.
Afortunadamente nunca fui detenido ni encarcelado,
pero siempre me maravilló esa capacidad humana de sacrificio y valentía que
pude comprobar de forma encarnada en aquellos militantes del Partido Comunista
de España de la hoy denostada Transición Democrática. Y curiosamente, no fueron
las teorías, ni los discursos, ni los manifiestos los que me movieron a pedir
mi ingreso en aquel PCE de la “Alianza de las Fuerzas del Trabajo y la
Cultura” y de la “Reconciliación Nacional”, sino sencillamente la
actitud, la conducta y el ejemplo de heroísmo y humanidad que recibí
generosamente de aquellos hombres y mujeres que lo dieron todo por acabar con
el franquismo y toda la secuela de ataduras e ignorancia que por desgracia aun
permanecen en nuestra sociedad.
En mi memoria del corazón, que es por cierto la única
y más auténtica de las Memorias que un ser humano pueda tener, se agolpan
numerosas personas que fueron mis referentes en un tiempo en el que descubrí
que una vida sin ideales apasionados y encarnados de justicia, libertad y
fraternidad no tenía sentido para mí. Son tantos los recuerdos, que
verdaderamente no tengo ya lágrimas con las que enjugar la inmensa tristeza que
me produce la desaparición de personas y militantes comprometidos con la causa
de los trabajadores, de la democracia y del socialismo como José Hormigo
González, que ayer, se nos fue en el silencio de una sociedad hipócrita y
desagradecida. Hipócrita, porque ensalza e institucionaliza a los héroes
descafeinándolos de los valores por los que dieron su vida colocándolos en
altares para que sigan muertos. Y desagradecida porque pienso y siento que la
sociedad española no ha sabido o no ha querido acompañar con su apoyo el
extraordinario esfuerzo que aquellos comunistas heterodoxos del socialismo en
libertad hicieron a lo largo de toda la dictadura. Pero no importa, ya que lo
que hicieron, no lo hicieron pensando en agradecimientos y honores, sino
intentando humildemente construir nuevos espacios de convivencia, de justicia y
de bienestar social.
La biografía de José Hormigo González está repleta de
acontecimientos de dolor, sufrimiento y sacrificio. Desde muy niño sufrió con
su familia los zarpazos de la dictadura, sufrimiento que lo acompañó hasta
prácticamente la llegada de la democracia con numerosas detenciones,
encarcelamientos y torturas. Y aun así siempre sacó fuerzas para seguir y
seguir sin descanso por la senda de la democracia y el socialismo.
Lo conocí a mediados de los años setenta del pasado
siglo, cuando era el responsable de finanzas del comité provincial del PCE y
desde entonces, forma parte para mí de ese plantel de históricos del PCE con
los que aprendí a ser persona y a sentirme siempre orgulloso de haber militado
y sido compañero de todos ellos. Conversador infatigable y fuente inagotable de
numerosas historias y anécdotas que me hacían siempre pensar y reafirmarme en
mis convicciones más profundas. Escritor de diversos artículos, trabajos y
libros, al mismo tiempo que fundador e impulsor de la Asociación “Memoria,
Libertad y Cultura Democrática” a la que me siento muy unido y de la
estoy enormemente orgulloso de pertenecer y aportar en ella todo lo que aprendí
de personas como Hormigo y tantas otras de su generación que fueron para mí un
auténtico fermento de valores democráticos.
Por todo esto y por mucho más querido Hormigo, ¡Hasta
siempre, camarada! porque tú y tantos otros como tú, sois parte inseparable de
mi corazón y de mi conciencia. Descansa en paz y que tus esfuerzos y
sacrificios, sigan siendo fuente de inspiración y compromiso para las nuevas
generaciones.
Y, como un
documento audiovisual de gran valor, voy a intentar insertar un enlace a una
extensa entrevista de más de 5 horas que le hicieron en Julio de 2008 personas
de una Universidad de San Diego (California) donde comenta gran parte de las
vivencias contenidas en sus libros.
Entrevista audiovisual para una Universidad de California. (haciendo clic en las palabras que anteceden)
Entrevista audiovisual para una Universidad de California. (haciendo clic en las palabras que anteceden)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu aportación a la transmisión futura de nuestra memoria.