En estos días se muestra crudamente el
terrible contraste que engendra el coronavirus. A causa de la crisis
industrial, muchos trabajadores de Airbus están abrazando su pase a la jubilación
anticipada mientras que quien compartió sus jornadas de trabajo hasta hace
pocos años, el compañero Villapol, ha fallecido con 65 años recién jubilado
hace dos meses. Poco tiempo ha disfrutado después de toda una vida sometido a
la disciplina laboral, sólo los cuatro años de jubilación parcial. El maldito
virus ha truncado la vida de un abuelo, de un padre y de un hijo de la Sevilla
Obrera que siempre fue una excelente persona y un eficiente trabajador.
Antonio entró en la Escuela de
Aprendices de C.A.S.A. Tablada en 1967 con 12 años y allí se empeñó con tesón y
vocación en formarse como un buen chapista. Su gran afición desde niño fue el
fútbol siendo uno de los artífices del equipo <Los Bollalatas> que
agrupaba a los de su profesión en los Campeonatos entre secciones de la
fábrica. Asimismo era titular del CASA, el equipo del Grupo de Empresa al que
perteneció durante muchos años y al que nunca abandonó porque siendo más
veterano colaboró en los entrenamientos de los más jóvenes. Hoy, algunos de
éstos lo recuerdan como un <Míster> cariñoso y buen técnico del balompié.
Encarnó muchas facetas en su trayectoria
vital y, entre ellas, quiero resaltar su dignidad como trabajador que siempre
luchó por nuestros derechos: Presente en las movilizaciones dentro de la
Factoría, comprometido con la sección sindical de CC.OO. de Tablada y
participando frecuentemente en las manifestaciones por la ciudad.
La sorpresa por la incredulidad de la
noticia y la exclamación de ¡Que pena! es hoy la expresión colectiva en la gran
familia de la aeronáutica sevillana porque éramos conscientes de su fuerte
naturaleza de deportista y de hombre sano. Se nos va una gran persona y un gran
compañero siempre afable con su sonrisa constante y su buen humor, que se hacía
querer como a un amigo entrañable por su calidad humana. Ha fallecido cuando
felizmente estaba disfrutando de más tiempo libre con su mujer, hijos y nietos.
Su deceso cayó como un hachazo cruel que rompe el alma de todos los que lo
conocimos y lo recordaremos en multitud de ocasiones en las que coincidimos.
Mis condolencias a la familia. Mi
último adiós quiero hacerlo compartiendo fotografías para recordarlo en sus
vivencias junto a los demás compañeros.
¡Hasta siempre Villapol!
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