martes, 17 de mayo de 2016

La polémica acerca del cambio de nombre de una calle

El mes pasado el Ayuntamiento cambió el nombre de la calle Utrera Molina, ésta pasó a denominarse Jose María Javierre. Uno fue un gobernador civil de la dictadura fascista y otro el Director de un periódico que también sufrió represalias.
Un grupo de represaliados  por el franquismo –entre ellos muchos compañeros de HASA y CASA junto a sus familiares- hicieron pública una carta en El Diario de Sevilla. El hijo del gobernador  franquista publicó otra acusándolos de falsos y odiosos. Posteriormente Jaime Baena contestó con otra.
El compañero Jaime fue detenido y encarcelado varias veces. Apaleado y torturado por la policía tuvo que ser ingresado en Traumatología del Hospital Central, tenía sólo 23 años y era el presidente del Círculo Cultural Juvenil de San Juan de Aznalfarache del cual formaban parte varios compañeros de la fábrica que vivían en San Juan. En CASA  -Factoría de Tablada- algunos compañeros fueron despedidos y perseguidos por informar de ello en el comedor, pués entonces estaba prohibido dar asambleas y era motivo para despedir y detener por la policía, quedando fichados para siempre.
En un periódico (El Correo de Andalucía) se coló un poco de información sobre la detención de Jaime y otro diario (ABC) contrarrestó con una nota del Gobierno Civil que grotescamente tergiversaba lo sucedido.

A continuación publico las cartas y la información del diario más monárquico de Sevilla. (me refiero al ABC).


·         Opinión

·         Sobre la historia de un gobernador de Sevilla: José Utrera Molina
Sobre la historia de un gobernador de Sevilla: José Utrera Molina
| ACTUALIZADO 13.04.2016 - 15:49
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Este escrito lo firma un pequeño grupo representativo de perseguidos y represaliados por el franquismo, durante esos años, junto a sus mujeres e hijos: Eduardo Saborido Galán, Carmen Ciria Ruiz y sus hijos Pilar, Eduardo y Julián; Francisco Acosta Orge; Francisco Rodríguez Martín; José María Romero Calero; José Hormigo González; Paula Durán; Leonor Mendoza, viuda de Fernando Soto, y sus hijos Fernando, María José y Raúl; Jaime Baena Abad; Francisco Sánchez Legrán; Manuel Velasco Sánchez y María Ribas; Ramón Sánchez Silva y Mercedes Liranzo; Francisco Velasco Sánchez; Joaquín Gonzalo, hijo de Manuel Gonzalo Mateu; Florentino Moreno Avellaneda; Antonio Gallego Fernández; Ismael Martel Marcos; Antonio Gasco Navarro; Angel Oliveros López; Antonio Iglesias Rodríguez; Antonio Naranjo y Julia Campos; y José María Ruiz García.

EL Ayuntamiento de Sevilla ha cambiado de nombre una de sus calles, la que se llamaba de Utrera Molina ha sido sustituida por la del periodista José María Javierre. Por fin, tras muchos años de espera, el Consistorio, por mayoría absoluta, hace justicia cumpliendo la llamada ley de la Memoria Histórica. Gracias, compañeros. Los que suscribimos este escrito, represaliados por la dictadura fascista de Franco por ejercer los derechos y libertades fundamentales que estaban proscritos en España fuimos especialmente perseguidos hasta el final de ese régimen oprobioso.
 

En Sevilla, especialmente, y en el caso que nos ocupa, en la década de los sesenta el gobernador civil, José Utrera Molina, propició bajo su mandato, muchas veces por sus órdenes directas, los despidos, las detenciones, los malos tratos y torturas, los encarcelamientos, las deportaciones a decenas de trabajadores, sindicalistas, estudiantes, militantes de los partidos políticos -entonces proscritos- todos ellos por ejercer los derechos y libertades fundamentales.
 

Por ello, se nos aplicó una refinada y amplia gama represiva además de las anteriormente descritas. En estos casos el gobernador civil, Utrera Molina, claro que cumplía las órdenes del dictador pero con especial dedicación y crueldad. Los gobernadores eran como emires, con un poder omnímodo, mano alargada de un califa dictador. No se puede entender de otra manera ese poder cuando al aplicar el estado de excepción en Sevilla, en enero de 1969, decidió deportar a los trabajadores más destacados en la lucha sindical, desperdigándolos a los pueblos más lejanos y recónditos de Andalucía, por ejemplo, a Santiago de la Espada, Valdepeñas de Jaén, Ugíjar o Trevélez; a otros se los entregó a los militares que los deportaron, nada menos, que a El Aiún para cumplir el servicio militar; permitió que la "político social" tirase por las escaleras a un sindicalista detenido y a otro que le estuviesen torturando pegándole con un plato en la cabeza, hora tras hora, durante días; y que enviase a funcionarios a embargar los modestos enseres de los trabajadores que no podían pagar sus multas gubernativas por ejercer el derecho de manifestación… de cualquier manera, más allá de la meticulosa eficacia con que este personaje cumplía las ordenes del régimen dictatorial, es que el simple hecho de cumplirlas no le eximía del grave delito, ya el tribunal de Núremberg que juzgó a los nazis tras la II Guerra Mundial lo certificó solemnemente.
 

Esta represión sistemática afectaba más que a nosotros mismos a nuestras mujeres e hijos. Pues ellos han estado marcados por el terror de la represión. Las detenciones, en su mayoría, se efectuaban de madrugada, a escondidas, para que no se enteraran los vecinos. Normalmente los hijos se despertaban y ante la escena del padre esposado y conducido por la policía, lloraban desesperadamente; madres e hijos abrazados quedaban en el silencio de la noche con su tragedia y con la incertidumbre de no saber qué iban a hacer con él.
 

Tras ardua y larga lucha acabamos con la dictadura, conquistamos la democracia e hicimos una transición de un régimen a otro, en general, de forma pacífica, que fue posible gracias al espíritu reconciliatorio que presidió todo el proceso. Nos planteamos no más persecuciones ni revanchas, no más divisiones ni enfrentamientos fratricidas entre españoles tratando de superar un pasado histórico nefasto de nuestro país. Los hitos de este proceso fueron la aprobación de la ley de Amnistía, los Pactos de la Moncloa y la aprobación de la Constitución. Pilares fundamentales que han sustentado la nueva España de las libertades. Pero ese espíritu reconciliador no ha significado nunca el olvido de la historia pasada y, mucho menos, permite el ensalzamiento de aquellos responsables que dirigieron ese proceso de un régimen netamente fascista. El olvido público de la transición y del sacrificio y espíritu que la presidieron es una falta de respeto inmensa o producto de un desconocimiento incomprensible.
 


Por último, resulta paradójico que se reivindique al personaje que le daba nombre a la calle cuando el sustituto era nada más y nada menos que un periodista, director de
 El Correo de Andalucía, que sufrió los envites de la dictadura mediante multas y cierres del periódico. Al igual que le hubiera sucedido entonces a cualquier periodista que hoy ejerce el derecho de expresión libre y sin sobresaltos.

CARTA AL DIRECTOR
Sobre el gobernador Utrera Molina
CÉSAR UTRERA-MOLINA GÓMEZ (MADRID) | ACTUALIZADO 16.04.2016 - 11:58
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Con fecha 13 de abril se publicó en su diario un artículo firmado conjuntamente por un autodenominado "pequeño grupo de perseguidos y represaliados por el franquismo" en el que se acusaba a mi padre, José Utrera Molina, de literalmente "propiciar" e incluso de dar "órdenes directas" de "despidos, detenciones, malos tratos y torturas, encarcelamientos y deportaciones a decenas de trabajadores", en su etapa como gobernador civil de Sevilla entre los años 1962 y 1969. Nunca antes le habían acusado de nada así.

Son acusaciones falsas que pretenden justificar un cambio tardío del nombre de la avenida sevillana dedicada a él. Es curioso que quienes se autoproclaman como luchadores de "los derechos y libertades fundamentales" se manifiesten en un medio público calumniando.

Albert Camus dijo con lucidez que "la libertad consiste, en primer lugar, en no mentir". Mal se defienden la libertad y los derechos si bajo su invocación se miente. Entiendo que sólo un odio irreflexivo a lo que representó mi padre, un hombre fiel a su trayectoria política parte de la historia de Sevilla, explica el artículo citado.

Termino invocando de nuevo a Camus, haciendo mía su afirmación de que "existe una filiación biológica entre el odio y la mentira" y advirtiendo con él  que "allí donde prolifere la mentira, la tiranía se anuncia". (Las citas a Albert Camus proceden de la entrevista publicada en Le Progrés de Lyon el día de Navidad de 1951).  

Carta de Jaime Baena, histórico sindicalista de CCOO represaliado por la dictadura franquista, al director de Diario de Sevilla sobre el cambio de nombre de la calle Utrera Molina

"Mi nombre es Jaime Baena Abad y resido en Camas aunque soy natural de San Juan de Aznalfarache.
El motivo de rogarle la publicación de esta carta es responder democrática pero contundentemente a la carta del Sr. Utrera-Molina Gómez.
Nos llama mentirosos y que acusamos falsamente a su padre que fue Gobernador Civil de Sevilla en el régimen de Franco y después alto cargo y Ministro de ejecutor de políticas fascistas hacia los trabajadores y las clases populares de España.
Le tengo que responder a ese señor que se documente y no prostituya a Camus.
Bastante hemos hecho la gente de mi generación que dimos por cerrado el periodo negro del Franquismo con la Política de Reconciliación Nacional propugnada por los primero por el PCE y más tarde por los partidos que hicimos la transición más o menos pacifica en España.
Pero una cosa es eso y otra olvidar y perder la memoria. Se trata de restituir la verdad le pese a quien le pese. Que se divulgue y se enseñe en los centros escolares. Verdadera Mancha que hay que apuntar en el debe del desarrollo constitucional de nuestro País.
Con 20 años (año 1967) protagonicé una huelga en Construcciones Aeronáuticas (huelga de brazos caídos que se denominaba entonces) empresa en la que me formé en su escuela de aprendices y referente sevillano del movimiento sindical ilegal, perseguido y fuertemente denostado por el régimen. Aquella manifestación democrática, legítima, asumida por los países de nuestro entorno le costó a la plantilla y al movimiento sindical numerosos despidos y multas gubernativas que al no pagarse se ingresaba en prisión, amén en algunos casos de Consejos de Guerra. El señor José María Utrera Molina era el Gobernador Civil de Sevilla. El decretaba la multa, su cuantía y su ejecución. Y comandaba el Gobierno Provincial, es decir la Policía, Guardia Civil y el Sindicalismo Vertical. Sin él no se movía nada en Sevilla esos años.
Más tarde en 1970 fuí detenido, torturado junto a otros compañeros jóvenes, miembros de un centro cultural en mi pueblo. Que se documente bien este señor porque eso se publicó en el diario El Correo de Andalucía que por cierto era director el sacerdote Jesuíta Don José María Javierre que entre otras personas demócratas poniendo en peligro su seguridad personal y familiar me visitaron en el hospital Las Cinco Llagas sala Cervantes (hoy sede del Parlamento Andaluz) esposado al cabecero de la cama. Como un terrorista. Sin serlo.
La historia dicen por ahí la escriben los vencedores . Desgraciadamente los vencedores de la Dictadura en España todavía no la hemos escrito. Está pendiente. Me refiero a la historia oficial. La real se pueda contrastar en los archivos de la Policía, ministerios de Interior, Justicia y Defensa, y archivos de medios de comunicación demócratas y liberales y bibliotecas de medio mundo.
El Callejero, así como otros lugares como paredes de iglesias, catedrales y panteones de monumentos, tienen todavía impresos los nombres de la ignominia. De los que hicieron sufrir muchísimo a los trabajadores, jornaleros, profesionales, sacerdotes, intelectuales, mujeres y jóvenes sevillanos, andaluces y españoles. Hay que quitarlos de ahí, aunque permanezcan grabados a sangre y fuego en todas nuestras mentes.
HAY QUE CUMPLIR LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA. HACERLA CUMPLIR. CON LA LEY EN LA MANO.
Le agradezco Sr. Director la publicación de esta carta.
Quedo a su entera disposición.
Jaime Baena Abad"


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