Acto de CCOO ante la antigua comisaría de la
Gavidia para que acoja actividades de "memoria democrática"
En el acto han estado presentes el secretario general de
CCOO de Andalucía, Francisco Carbonero, el secretario general de CCOO de
Sevilla, Alfonso Vidán, y el presidente de la citada fundación, Francisco
Alfonsín, junto a históricos sindicalistas, luchadores por las libertades de
distintas sensibilidades ideológicas y personalidades del mundo de la cultura,
"muchos de ellos represaliados y torturados en la Gavidia", según
CCOO.
12.02.2016.
CCOO pide la
conservación de los calabozos para albergar un centro de interpretación y dar a
conocer "qué fue la Gavidia y qué fue la represión
franquista”. “Sevilla no puede perder esa memoria y ese recuerdo para que
las nuevas generaciones puedan tener un espacio en la Comisaría de la Gavidia
en el que poder acceder a un aprendizaje democrático al que no debemos
renunciar”, ha afirmado el secretario general de CCOO de Sevilla.
La
Jefatura Superior de Policía de la Gavidia, en sus dos primeras décadas, tal y como informa CCOO
en un comunicado, fue paralela al periodo de desarrollo del “nefasto
Tribunal de Orden Público”,último tribunal de represión política que
utilizó la Dictadura y que se mantuvo desde su creación en 1963 hasta
1977 en que fue suprimido por decreto-ley del Gobierno Suárez,
de 4 de enero de 1977. “Por los calabozos y oficinas de este edificio
pasaron muchos sevillanos y sevillanas, que luchaban por el fin de la Dictadura
y el futuro de un país en Democracia”, recuerda CCOO.
La Gavidia: un lugar para la memoria
Sindicalistas que conocieron lo peor de los calabozos de la antigua
comisaría se concentran en la Gavidia para apoyar la iniciativa de CCOO de
convertir el edificio en Lugar de la Memoria Democrática
12 FEB 2016 / 13:20 H.
El
antiguo edificio de la comisaría de la Gavidia anda todavía a la espera de un
futuro. Con Zoido en la Alcaldía, un
centro comercial parecía su futuro. Ya con Espadas, se habló también de un
hotel. Nada hay seguro.
Pero diversas organizaciones y partidos políticos como Izquierda Unida han
demandado que el espacio tenga usos sociales y recreativos, además de
convertirse en un lugar que preserve la memoria de los años de la dictadura en
los que se convirtió en el principal lugar de tortura de Sevilla.
El alcalde hispalense, Juan Espadas, ha recordado de su
lado que el pleno del Ayuntamiento ha acordado ya desistir de la modificación
puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) promovida en el pasado
mandato por el anterior gobierno municipal del PP, para que la calificación
urbanística de la antigua comisaría de la Gavidia pasase de suelo de interés
públicos y social (SIPS), a gran superficie comercial.
Dado que el edificio conservará su calificación como suelo de interés públicos y social, Espadas expone que "está claro que (en la antigua comisaría) va a haber actividades socioculturales aún por decidir". Por eso, ve "lógica y legítima" la propuesta de CCOO y asegura que será "estudiada", porque también "hay que dar respuesta a las demandas del barrio. "Se prevé uso sociocultural. Ya veremos si en todo o en parte", ha resumido.
Dado que el edificio conservará su calificación como suelo de interés públicos y social, Espadas expone que "está claro que (en la antigua comisaría) va a haber actividades socioculturales aún por decidir". Por eso, ve "lógica y legítima" la propuesta de CCOO y asegura que será "estudiada", porque también "hay que dar respuesta a las demandas del barrio. "Se prevé uso sociocultural. Ya veremos si en todo o en parte", ha resumido.
La memoria es puñetera
Quienes sufrieron torturas en la
comisaría de la Gavidia son quienes reclaman hoy la conversión en Lugar de la
Memoria Democrática de un edificio que tantas veces soñaron con ver derribado
12 FEB 2016 / 16:26 H.
El secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso
Vidán, y el presidente de la Fundación Estudios Sindicales-Archivo Histórico de
CCOO-A, Francisco Alfonsín, registraron en diciembre un escrito en la Dirección
General de Memoria Democrática para instar a la Junta de Andalucía a reconocer
a la antigua sede de la Jefatura Superior de la Policía de Sevilla como Lugar
de memoria democrática. En el documento se recoge el valor del edificio de la
Gavidia, «donde cientos de ciudadanos fueron detenidos y torturados por luchar
por las conquistas de las libertades y los derechos democráticos».
«Que yo esté aquí para proteger este edificio cuando
tenían que haberlo tirado... La verdad es que tengo mis dudas».
Para no tenerlas. Porque Carmelo Acuña, de pie junto a la antigua comisaría de
la Gavidia, fue secretario general de Comisiones Obreras del campo en los años
70. Años duros, en los que entró, y no por gusto, en el inmueble que ahora
contempla y por cuyos usos futuros pelea.
«Yo estuve aquí tres veces: en el 67, en el 68 y en
el 70. La primera por las huelgas del campo, otra por pertenecer al Partido
Comunista y la otra, cuando lo del cuartel de San José de la Rinconada», suelta
de un tirón. Pasó por innumerables calabozos de la provincia y pisó la cárcel
en seis ocasiones. Una muestra, la cicatriz que lleva en la cabeza, producto de
«un golpe con la culata de una pistola cuando me cogieron haciendo una
pintada».
De la antigua jefatura recuerda muchas cosas,
incluidos nombres propios. «En los calabozos me cogió Beltrán, y cuando me
soltó me cogió el Colina».
El verbo coger, que sirve para muchas cosas, es aquí
sinónimo de torturar. «Claro que se torturaba. Aquí se le metía
a la gente cristales en las uñas de los pies. Y cosas peores», recuerda
Carmelo.
Su caso no es único. Más bien, buena parte de quienes
han acudido a la convocatoria de la Fundación de Estudios Sindicales y
Cooperación de Andalucía de CCOO de Andalucía (Fesca) y de la propia CCOO de
Sevilla comparten un pasado de lucha antifranquista. Y algún paseo por aquellos
calabozos.
Aprendizaje democrático
En el acto central de la concentración, el presidente
de la Fesca, Francisco Alfonsín, explicó que «es necesario que quede
constancia, que no se borre la historia» de lo que sucedió tras esos
muros. «La democracia es nuestra conquista, no podemos caer en el
olvido», explicó antes de reclamar la conversión del inmueble en un Lugar
de la Memoria Democrática.
El secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso
Vidán, habló de un doble objetivo en la iniciativa respecto a la antigua
comisaría. El primero tiene que ver con preservar la memoria. El segundo, con
«el aprendizaje democrático para las generaciones más jóvenes».
Mientras ellos hablan, abundan los abrazos entre una
mayoría de hombres mayores de pasado común y escaso contacto en la actualidad.
«Nos vemos poco. La mayoría estamos jubilados, dedicados a los nietos». Lo
cuenta Vicente Sanchís, entre saludo y saludo. Como Carmelo Acuña, tampoco
tiene claro que le guste ver en pie la antigua sede de la temida Brigada
Político-Social, que perdio luego el apellido político sin
modificación alguna de sus funciones. «Personalmente le ponía dos cartuchos
de dinamita. Personalmente, ¿eh?».
Las razones de las dudas de Vicente también se
entienden rápido. «Aquí fui torturado dos veces. La primera me
detuvieron antes de un primero de mayo, una detención preventiva. En la segunda
me aplicaron la Ley Antiterrorista». ¿Los motivos? «Era sindicalista y miembro
de la extinguida Organización Bandera Roja».
Vicente, de todas formas, reflexiona más allá de su
(lógico) afán destructor. «Es interesante que se sepa que España vivió un
régimen dictatorial. Es importante que se conozca la historia de verdad».
Manuel Raya pasó las 72 horas de rigor en la
comisaría, de la que recuerda «que se creó cuando el movimiento obrero y el
universitario comenzaron a hacerse fuertes» con el único fin de reprimirlos.
Destaca igualmente el «significado grande que tienen estos lugares que están
en la memoria».
También Miguel Álvarez ex trabajador de CASA, pasó por
la comisaría. «Tres veces 72 horas, y luego al juzgado». No lo dice así, pero
el inmueble tampoco le gusta mucho. «El edificio a lo mejor no hay que
conservarlo, pero sí hay que dejar algo que represente qué ha sido esto
para el movimiento sindical y obrero. Solo enterrarlo no vale».
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