martes, 16 de febrero de 2016

Revindicándo un lugar de memoria en La Gavidia

Acto de CCOO ante la antigua comisaría de la Gavidia para que acoja actividades de "memoria democrática"
En el acto han estado presentes el secretario general de CCOO de Andalucía, Francisco Carbonero, el secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso Vidán, y el presidente de la citada fundación, Francisco Alfonsín, junto a históricos sindicalistas, luchadores por las libertades de distintas sensibilidades ideológicas y personalidades del mundo de la cultura, "muchos de ellos represaliados y torturados en la Gavidia", según CCOO.
12.02.2016. 
CCOO pide la conservación de los calabozos para albergar un centro de interpretación y dar a conocer "qué fue la Gavidia y qué fue la represión franquista”. “Sevilla no puede perder esa memoria y ese recuerdo para que las nuevas generaciones puedan tener un espacio en la Comisaría de la Gavidia en el que poder acceder a un aprendizaje democrático al que no debemos renunciar”, ha afirmado el secretario general de CCOO de Sevilla.
La Jefatura Superior de Policía de la Gavidia, en sus dos primeras décadas, tal y como informa CCOO en un comunicado, fue paralela al periodo de desarrollo del “nefasto Tribunal de Orden Público”,último tribunal de represión política que utilizó la Dictadura y que se mantuvo desde su creación en 1963 hasta 1977 en que fue suprimido por decreto-ley del Gobierno Suárez, de 4 de enero de 1977. “Por los calabozos y oficinas de este edificio pasaron muchos sevillanos y sevillanas, que luchaban por el fin de la Dictadura y el futuro de un país en Democracia”, recuerda CCOO.

La Gavidia: un lugar para la memoria
Sindicalistas que conocieron lo peor de los calabozos de la antigua comisaría se concentran en la Gavidia para apoyar la iniciativa de CCOO de convertir el edificio en Lugar de la Memoria Democrática
FRANCISCO GARCÍA PAÑOS /                 
12 FEB 2016 / 13:20 H.
El antiguo edificio de la comisaría de la Gavidia anda todavía a la espera de un futuro. Con Zoido en la Alcaldía, un centro comercial parecía su futuro. Ya con Espadas, se habló también de un hotel. Nada hay seguro. Pero diversas organizaciones y partidos políticos como Izquierda Unida han demandado que el espacio tenga usos sociales y recreativos, además de convertirse en un lugar que preserve la memoria de los años de la dictadura en los que se convirtió en el principal lugar de tortura de Sevilla.
El alcalde hispalense, Juan Espadas, ha recordado de su lado que el pleno del Ayuntamiento ha acordado ya desistir de la modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) promovida en el pasado mandato por el anterior gobierno municipal del PP, para que la calificación urbanística de la antigua comisaría de la Gavidia pasase de suelo de interés públicos y social (SIPS), a gran superficie comercial.

Dado que el edificio conservará su calificación como suelo de interés públicos y social, Espadas expone que "está claro que (en la antigua comisaría) va a haber actividades socioculturales aún por decidir". Por eso, ve "lógica y legítima" la propuesta de CCOO y asegura que será "estudiada", porque también "hay que dar respuesta a las demandas del barrio. "Se prevé uso sociocultural. Ya veremos si en todo o en parte", ha resumido.

La memoria es puñetera
Quienes sufrieron torturas en la comisaría de la Gavidia son quienes reclaman hoy la conversión en Lugar de la Memoria Democrática de un edificio que tantas veces soñaron con ver derribado
12 FEB 2016 / 16:26 H.
El secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso Vidán, y el presidente de la Fundación Estudios Sindicales-Archivo Histórico de CCOO-A, Francisco Alfonsín, registraron en diciembre un escrito en la Dirección General de Memoria Democrática para instar a la Junta de Andalucía a reconocer a la antigua sede de la Jefatura Superior de la Policía de Sevilla como Lugar de memoria democrática. En el documento se recoge el valor del edificio de la Gavidia, «donde cientos de ciudadanos fueron detenidos y torturados por luchar por las conquistas de las libertades y los derechos democráticos».
«Que yo esté aquí para proteger este edificio cuando tenían que haberlo tirado... La verdad es que tengo mis dudas». Para no tenerlas. Porque Carmelo Acuña, de pie junto a la antigua comisaría de la Gavidia, fue secretario general de Comisiones Obreras del campo en los años 70. Años duros, en los que entró, y no por gusto, en el inmueble que ahora contempla y por cuyos usos futuros pelea.
«Yo estuve aquí tres veces: en el 67, en el 68 y en el 70. La primera por las huelgas del campo, otra por pertenecer al Partido Comunista y la otra, cuando lo del cuartel de San José de la Rinconada», suelta de un tirón. Pasó por innumerables calabozos de la provincia y pisó la cárcel en seis ocasiones. Una muestra, la cicatriz que lleva en la cabeza, producto de «un golpe con la culata de una pistola cuando me cogieron haciendo una pintada».
De la antigua jefatura recuerda muchas cosas, incluidos nombres propios. «En los calabozos me cogió Beltrán, y cuando me soltó me cogió el Colina».
El verbo coger, que sirve para muchas cosas, es aquí sinónimo de torturar. «Claro que se torturaba. Aquí se le metía a la gente cristales en las uñas de los pies. Y cosas peores», recuerda Carmelo.
Su caso no es único. Más bien, buena parte de quienes han acudido a la convocatoria de la Fundación de Estudios Sindicales y Cooperación de Andalucía de CCOO de Andalucía (Fesca) y de la propia CCOO de Sevilla comparten un pasado de lucha antifranquista. Y algún paseo por aquellos calabozos.
Aprendizaje democrático
En el acto central de la concentración, el presidente de la Fesca, Francisco Alfonsín, explicó que «es necesario que quede constancia, que no se borre la historia» de lo que sucedió tras esos muros. «La democracia es nuestra conquista, no podemos caer en el olvido», explicó antes de reclamar la conversión del inmueble en un Lugar de la Memoria Democrática.
El secretario general de CCOO de Sevilla, Alfonso Vidán, habló de un doble objetivo en la iniciativa respecto a la antigua comisaría. El primero tiene que ver con preservar la memoria. El segundo, con «el aprendizaje democrático para las generaciones más jóvenes».
Mientras ellos hablan, abundan los abrazos entre una mayoría de hombres mayores de pasado común y escaso contacto en la actualidad. «Nos vemos poco. La mayoría estamos jubilados, dedicados a los nietos». Lo cuenta Vicente Sanchís, entre saludo y saludo. Como Carmelo Acuña, tampoco tiene claro que le guste ver en pie la antigua sede de la temida Brigada Político-Social, que perdio luego el apellido político sin modificación alguna de sus funciones. «Personalmente le ponía dos cartuchos de dinamita. Personalmente, ¿eh?».
Las razones de las dudas de Vicente también se entienden rápido. «Aquí fui torturado dos veces. La primera me detuvieron antes de un primero de mayo, una detención preventiva. En la segunda me aplicaron la Ley Antiterrorista». ¿Los motivos? «Era sindicalista y miembro de la extinguida Organización Bandera Roja».
Vicente, de todas formas, reflexiona más allá de su (lógico) afán destructor. «Es interesante que se sepa que España vivió un régimen dictatorial. Es importante que se conozca la historia de verdad».
Manuel Raya pasó las 72 horas de rigor en la comisaría, de la que recuerda «que se creó cuando el movimiento obrero y el universitario comenzaron a hacerse fuertes» con el único fin de reprimirlos. Destaca igualmente el «significado grande que tienen estos lugares que están en la memoria».
También Miguel Álvarez ex trabajador de CASA, pasó por la comisaría. «Tres veces 72 horas, y luego al juzgado». No lo dice así, pero el inmueble tampoco le gusta mucho. «El edificio a lo mejor no hay que conservarlo, pero sí hay que dejar algo que represente qué ha sido esto para el movimiento sindical y obrero. Solo enterrarlo no vale».


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