Homenaje a los abogados de Atocha: “Esta también es mi mochila”
23 de enero de 2016
Noche del 24 de enero de 1977, un comando terrorista
de extrema derecha vinculado a Falange, el partido de Manuel Fraga y del
dictador Francisco Franco, penetra en el número 55 de la calle Atocha de
Madrid, despacho de los abogados laboralistas de Comisiones Obreras y el PCE, y
abre fuego contra los allí presentes, matando a cinco personas y dejando
heridas a otras cuatro.
Esa fecha quedó marcada en el calendario internacional
y pasó a formar parte de la imborrable historia colectiva de la clase
trabajadora española, y por ello, años tras año, el Partido Comunista de España
recuerda a los abogados laboralistas asesinados por el fascismo para preservar
no sólo su recuerdo, sino también sus luchas, sus principios políticos, sus reivindicaciones
de democracia, justicia y libertad.
En ese acto terrorista fueron asesinados los
abogados, Javier Sauquillo, Javier Benavides, Enrique Valdelvira,
Serafín Holgado y el sindicalista Ángel Rodríguez Leal y
heridos de gravedad Alejandro Ruiz Huertas, Mª Dolores González, Luís
Ramos y Miguel Sarabia.
Aquel fue un crimen franquista, cuyos inductores
máximos (según los abogados encargados de la acusación particular) no llegaron
a sentarse nunca en el banquillo por la lamentable instrucción que hizo del
caso el juez Rafael Gómez Chaparro.
Fueron 300.000 las personas que asistieron a la
manifestación de duelo que se celebró en Madrid con motivo del atentado de la
calle de Atocha. Quienes estuvieron presentes no la olvidan por la intensidad,
emoción y fervor democrático que se respiró en la masiva convocatoria que colmó
la Plaza de Colón.
No hubo gritos entonces, sino un impresionante
silencio, aunque todos los concurrentes podrían haber coreado a una sola voz el
verso de Paul Eluard que ayer sirvió de lema en el homenaje celebrado en la
sede de Comisiones Obreras en memoria de los abogados asesinados: Si el eco de
su voz se debilita, pereceremos.
Esta es también nuestra mochila, una mochila cargada de dignidad, una mochila
rebosante de transformación social que miles de militantes, sacrificando
incluso sus vidas, ayudaron a llenar. Por ello, los herederos de lucha de
aquellos históricos camaradas no permitiremos que ningún titiritero nos haga
avergonzarnos de lo que fuimos, de lo que somos, y de lo que seguiremos siendo,
más que le pese a todos aquellos que quieren relegar al Partido Comunista
de España al cajón de la historia.
(tomado de La Republica.es)
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