sábado, 11 de octubre de 2025

Recordando a Daniel Lacalle Sousa y sus profundos análisis. (Texto de Pepe García García)

 Daniel Lacalle. Análisis

A pesar de los días transcurridos no quiero dejar de sumarme al recuerdo y reconocimiento en el adiós del compañero Daniel Lacalle, al que tuve la suerte de conocer y de haber compartido reuniones y algún que otro café en los que pude constatar la seriedad, rigor, honestidad y coherencia, constantes que han quedado reflejadas en sus trabajos y conclusiones sociológicas.

Como dice Manuel Raya, poco más se puede decir a la síntesis de M.O. sobre la labor de Daniel Lacalle, ahora bien me gustaría insistir, a riesgo de ser reiterativo, en lo que creo que fue una constante en sus reflexiones sobre el comportamiento del movimiento comunista en la evolución de la estructura de la clase obrera y su papel en la transformación en la sociedad, me refiero a la necesidad de desarrollar un amplio debate abierto y sin dogmatismo, a partir del cual se pudieran poner en práctica las potencialidades revolucionarias del marxismo.

Ya en 1983 en el nº121 de la revista “Nuestra Bandera” expresaba como el término “Eurocomunismo” tendencia de movimientos comunistas de la Europa Occidental, era una muestra fehaciente de que, como señalaba Eric Hobsbawm, “será de aquí en adelante imposible pensar en el marxismo puramente en singular” es más en este mismo artículo hacía referencia a unos trabajos de Sweezy y Mandel para decir que estos eran algo más que una prueba en contra del dogma del marxismo único. Ante este reto su respuesta fue analizar si el marxismo posee argumentos y herramientas metodológicas válidas para resolver toda esta problemática, concluyendo a su interrogante que sí, señalando que no solo es imposible apartarlo sino que el marxismo es necesario para un enfoque correcto y completo.

En este sentido apuntaba que ha existido (existe) una falta de adaptación entre el movimiento comunista y la sociedad en la que se vive y se activa, inadaptación que subyace en las propuestas e interpretaciones que se hacen, sociedad en la que se hace evidente que ha sufrido, en su estructura social y de clases, una serie de profundos cambios. Por lo que la emancipación del movimiento comunista solo se superará adaptando su teoría y su práctica emancipadora a las nuevas realidades, trascendiendo sus actuales limitaciones para poder impulsar esas transformaciones, y que de cualquier modo merece comprometerse.

En esta lógica expresaba que faltó una alternativa de emancipación de la sociedad en la etapa de la transición a la democracia, quizás a la no determinación de táctica y estrategia o la necesidad de instrumentalizar a corto plazo toda propuesta política.

Con lo que consideraba que la tan cacareada modernización estaba lejos de aparecer, razonándolo en qué, y parafraseando de nuevo a Eric Hobsbawm, “hay una diferencia entre una prospera sociedad de consumo en partes de España y la modernización de la economía española” subrayando como un elemento crucial que “el sujeto soporte para la transformación, la clase obrera tradicional, está en franca regresión” debido a la fragmentación y desestructuración del mercado de trabajo con la consiguiente ruptura de la clase obrera tradicional base emancipadora marxista.

La incorporación masiva de la mujer al mercado laboral, de jóvenes ante el desarrollo de nuevas tecnologías en los procesos de producción, la aplicación de la Inteligencia Artificial ha supuesto una mayor división en la estructura profesional de la clase obrera, aumentando el número de los considerados trabajadores intelectuales.

Por último otro elemento que sitúa en su propuesta de un amplio y profundo debate es el entendimiento del marxismo con el ecologismo, para enfrentarse a un aspecto esencial, el de los límites del crecimiento que plantea el ecologismo, pues las empresas privadas en condiciones de competencias tienden a incrementar costes sociales que no contabilizan como gastos empresariales sino que se trasladan y son soportados por la comunidad y los consumidores, y que según Daniel el alemán Kaap en 1950 ya lo manifestaba, “Mientras el progreso económico puede haber sido muy rápido, la sociedad se ve obligada en la actualidad, a pagar en forma de más altas tasas de costes sociales, la contaminación del aire y del agua, la reconversión de los suburbios y políticas de reorientación urbana, lo que una más temprana instrumentación de políticas racionales y una política de localización pudieran haber evitado.”

Pero volvamos de nuevo a la estructura de la clase obrera y su capacidad transformadora, según Daniel para afrontar todo esto era vital el entendimiento de las llamadas clases populares, la clase obrera y los intelectuales, que haría necesario unas formas de organización flexibles y los elementos y objetivos que permitan esta transformación en la sociedad y en esta época en la que vivimos.

Esta flexibilidad partiendo del análisis del momento y el contexto concreto le hizo compaginar con profesionalidad la función de gestión en la empresa y su militancia sindical y política, desde donde sus formas de entender la participación fueron determinantes en conciliar desde distintas ópticas de empresa, técnica, profesional, estratégica con la concurrencia y aporte sindical, para conformar una alternativa integral de las distintas políticas de empresa, en unos momentos que, a nadie se les escapa, fueron transcendentales en la historia moderna de nuestra empresa y el movimiento obrero, el Plan Estratégico de Viabilidad (PEV)

En dicho Plan no solo se analizaron y acordaron medidas salariales y sociales para el conjunto de los trabajadores de la plantilla sino que escudriñamos en las entrañas mismas de la empresa, concluyendo en un proyecto de futuro, por primera vez hablamos y escribimos sobre:

-Productos, estratégicos y de futuro.

-Financiación.

-Personal y Tecnologías.

-Organización de la producción, sistemas y medios.

-Reducción de costos y control de la producción.

-Práctica sindical, participación.

En una de sus versiones o actualización escribimos: “El sindicalismo puede y debe, desde su -contribución como organización de trabajadores, colaborar al avance hacia la democracia económica y la democracia social, y tiene para ello un marco de actuación privilegiado el interior de las propias empresas “

Y es que, aunque ciertamente el capitalismo no existiría sin empresas, igualmente ocurriría con cualquier otro sistema económico. Cuestión aparte es la propiedad de las mismas dependiendo del sistema económico, pues siempre serán necesarias para producir los bienes y servicios que necesitamos.

Una reflexión sobre el papel de la empresa, su estructura profesional y el papel que jugaran sus proyectos y el de las fuerzas populares transformadoras de izquierdas y progresistas en los cambios y transformación de la sociedad.

Gracias Daniel, por tus contribuciones y reflexiones, estas quedaran para siempre.

José García García

                                    

                         

  

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