jueves, 29 de agosto de 2024

La Hispano-Suiza fue una prestigiosa empresa automovilista que también fue precursora en la fabricación aeronáutica y tuvo una factoría en la calle San Jacinto de Sevilla.

 Fundada en Barcelona en 1904 estableció una filial en Francia. Con la Primera Guerra Mundial (1914 – 1918) tuvo gran éxito fabricando motores de aviación para aviones de combate y creció enormemente en prestigio tecnológico y en capital económico.

Durante esa guerra, en 1917, incorporó como logo distintivo la mascota de La Cigüeña cuando murió en combate Georges Guynemer el héroe de La Escuadrilla de Las Cigüeñas en el bando aliado.

En Enero de 1920 se inaugura la factoría de Guadalajara donde se creó una sección independiente dedicada a la producción aeronáutica: La Hispano Aircraft. Ésta se trasladó a Alicante durante la Guerra Civil (1936 – 1939) y allí se trabajó en la reparación y montaje de aviones soviéticos. Coincidió con C.A.S.A. que trabajaba en Reus (Tarragona) y otras localidades catalanas. CASA había sido trasladada desde Getafe por idénticos motivos y con el mismo plan de fabricación en apoyo de la República.

La guerra impone la división irreversible de la empresa. En Barcelona (La Sagrera) y en Alicante los centros productivos estaban controlados por los trabajadores al servicio de la República. Y, por otra parte los antiguos propietarios -exiliados en Francia- en contacto con los franquistas construyen la factoría de San Jacinto en Sevilla, la cual se inaugura en 1943. Aquí se colocaron varios trabajadores de Guadalajara que eran profesionales de múltiples oficios dedicados a la industria aeronáutica.

En 1946 el INI (Instituto Nacional de Industria) nacionaliza la factoría de La Sagrera que pasa a llamarse ENASA y se dedica a fabricar camiones y automóviles de la marca PEGASO.

(Los datos están tomados de Wikipedia, Guadalajara Diario.es y algunos vídeos de YouTube. Publico fragmentos de textos de las citadas fuentes y los vídeos para su visualización).



Hispano-Suiza es una empresa española de automóviles de lujo y competición, que tuvo también su vertiente en el diseño y fabricación de motores de aviación, motores de embarcaciones, vehículos de transporte y bélicos, así como de armas.

La marca fue fundada en Barcelona (España) en 1904 por los empresarios españoles Damián Mateu, Francisco Seix Zaya y el ingeniero suizo Marc Birkigt. La empresa tuvo un gran desarrollo durante la segunda y tercera décadas del siglo XX. En 1911 había establecido una filial en Francia, abriendo en 1914 una fábrica en Bois-Colombes que con el paso del tiempo sobrepasó a la matriz española en cantidad y en posición en el mercado de su producción, principalmente debido al golpe de Estado de 1936, que dio lugar a casi tres años de guerra civil en España.

Los activos automovilísticos de la Hispano-Suiza española (la fábrica de Barcelona y la gama de productos, proyectos y patentes; pero no la empresa como tal ni la marca Hispano-Suiza) fueron adquiridos por el Instituto Nacional de Industria (INI) en el año 1946. Tras esta nacionalización se creó ENASA, que se dedicó a la fabricación de camiones, autobuses y —durante un corto periodo— de coches deportivos, bajo la marca Pegaso.

En 1920 se produce la nacionalización de la división de motores aeronáuticos radicada en Francia por parte del gobierno francés, creando la Société Française Hispano Suiza, siendo absorbida por Snecma, filial del grupo francés Safran en 1968.

Se estima que entre los años 1904 y 1946, Hispano-Suiza produjo más de 12 000 vehículos y hasta 50 000 motores de aviones.

La Primera Guerra Mundial, motores aeronáuticos

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y la casa Hispano-Suiza tuvo que afrontar una etapa decisiva en su desarrollo. Dados los hechos, Birkigt y su familia se trasladaron de nuevo a Barcelona, regresando otra vez a París después de la contienda.

1915 marcó un hito en la historia de la marca, ya que en ese año Marc Birkigt terminó en Barcelona su primer motor de aviación. Los motores Hispano-Suiza serían de una gran relevancia durante la Gran Guerra contribuyendo a la victoria aliada. Asimismo estudió el desarrollo de un nuevo motor que tenía el mismo principio mecánico que el de los coches de competición, basado en la tecnología de mando directo. Este desarrollo tuvo una gran importancia en el mundo automovilístico de la época. Pero la fábrica francesa tuvo que paralizarse durante la guerra y la española sufrió grandes problemas de abastecimiento, debiendo recurrir al mercado estadounidense. En España la demanda interna se vio fuertemente multiplicada a causa de los pedidos del Ministerio de la Guerra, y los dirigentes de Hispano-Suiza se vieron obligados a triplicar la producción en la factoría de La Sagrera. Estos motores de Hispano-Suiza de 140 CV fueron montados en los aviones que la SECAS fabricó para la Aviación Militar española entre 1916 y 1917.

España carecía de suficientes recursos mecánicos como para abastecer a la aviación de la Gran Guerra. De este modo el gobierno español encargó la producción de motores de aviación a la fábrica Hispano-Suiza. A los motores de aviación se les aplicaron los principios del mando directo. Nació así un motor de 8 cilindros en V con otro nuevo avance, los bloques de aleación de aluminio, que aligeraron notablemente el peso de los motores pero desarrollando la misma potencia. Los países aliados presentes en la guerra comprobaron que los motores diseñados por Hispano-Suiza superaban con facilidad a los motores con los que contaban inicialmente. En consecuencia, los pedidos empezaron a aumentar, pero como las fábricas de Hispano-Suiza no tenían la capacidad de fabricación suficiente para abastecer a todos los países, la firma vendió licencias de sus motores a varios fabricantes en distintos países como FranciaReino UnidoEstados UnidosItaliaJapónRusia, etc.

Se llegaron a fabricar 49.893 motores de avión Hispano-Suiza producidos directamente por la empresa o bien bajo licencia, que obtuvieron óptimos resultados en pruebas de resistencia, llegando a soportar las 50 horas de funcionamiento ininterrumpido. Cabe destacar que, aunque la producción de automóviles de lujo daba prestigio a la marca, con el tiempo el principal volumen de negocio lo constituyeron los motores para aviones, en especial en Francia, aunque sucedió lo mismo en España. Algo similar pasaría más adelante con Rolls-Royce.

Los éxitos cosechados por la marca española con sus motores de aviación durante la Primera Guerra Mundial, provocaron que su capital creciera enormemente, dando como resultado 6.500.000 pesetas de capital en 1915 y 10.000.000 de pesetas en 1918. Dada la creciente demanda, se adquirieron más terrenos en La Sagrera y se abrió una nueva fábrica en 1915 en la localidad de Ripoll para establecer las secciones auxiliares de la empresa.

Desde ese momento, la Hispano-Suiza lució un nuevo emblema junto con las banderas de España y Suiza: la cigüeña, en honor a una escuadrilla francesa de aviación equipada con motores Hispano-Suiza, la cual había destacado por sus victorias en la guerra con unos cazas que tenían pintada esta ave en el fuselaje de los aviones. Cuando en 1917 murió en combate uno de los pilotos más destacados de la aviación aliada, Georges Guynemer, miembro de la citada escuadrilla de las cigüeñas, Hispano-Suiza adoptó la cigüeña como mascota de la marca en homenaje al héroe.

La primera aparición de la cigüeña plateada se produjo en el Salón del Automóvil de París de 1919, sobre el capó del nuevo Hispano-Suiza H6B, una lujosa y vanguardista berlina y de una sofisticada técnica que montaba los nuevos motores basados en los de aviación. El vehículo incorporaba además una primicia mundial: los frenos servoasistidos; muy pronto, otras marcas como Rolls-RoyceRenault o General Motors solicitaron la patente a Hispano-Suiza, debido a que este era un sistema eficaz para frenar adecuadamente coches de mucho peso, como las grandes berlinas de lujo.

Mientras tanto, en Barcelona se paralizaba casi totalmente la producción en 1919 como consecuencia de las fuertes tensiones laborales.

Asimismo, en enero de 1920, los Reyes de España inauguraron la nueva factoría Hispano en Guadalajara, solicitada por Alfonso XIII a Damián Mateu para garantizar el suministro de coches, camiones y motores de aviación para el ejército español. La nueva sociedad se había constituido en 1917 con el nombre de "La Hispano, S.A. Fábrica de Automóviles y Material de Guerra". Una sociedad constituida para la fabricación de automóviles y camiones ligeros para el ejército, motores, material de guerra (ametralladoras y cartuchería) y aeroplanos. Para la dirección de esta última sección ya se había contratado al capitán de Ingenieros Eduardo Barrón, quien contaría con el personal y la maquinaria de la desmantelada Compañía Española de Construcción de Aeroplanos de Santander (CECASA). Si bien Mateu era su presidente y los diseños eran de Birkigt, decidieron darle una entidad independiente. Asimismo había militares formando parte del consejo directivo. En ella se fabricaron unos pocos automóviles económicos que no incorporaban la bandera de Suiza en el escudo, como el modelo "Guadalajara", un utilitario tipo 24 de 8/10 CV, pero sobre todo se construyeron camiones para uso civil y castrense, cañones y material militar. Durante ese periodo también se produjeron algunos vehículos acorazados de combate y se creó además una sección independiente destinada a la construcción aeronáutica, la Hispano Aircraft, que llegó a contar con aeródromo propio. La nueva fábrica situaría durante dos décadas a Guadalajara entre los centros fabriles más importantes de Europa dedicados al desarrollo de la industria aeronáutica y automovilística.

En el campo de la aviación cabe destacar el vuelo del Jesús del Gran Poder en 1929, un avión Breguet 19 impulsado por un motor Hispano-Suiza de 600 CV, que cruzó el Océano Atlántico desde Sevilla hasta Bahía (Brasil), y poco después, un aeroplano equipado con un motor diseñado por Marc Birkigt realizó un vuelo histórico al recorrer sin escalas el trayecto París-Nueva York. Sería la mayor hazaña de la época.

Prueba del crecimiento económico experimentado en Europa durante los años 20 son las dos exposiciones celebradas en España en 1929. La primera fue la Exposición Ibero-Americana de Sevilla, en la que el pabellón de Hispano-Suiza estaba situado en la Avenida de Portugal, obra del arquitecto Vicente Traver y que ocupaba una superficie de 1.500 m². En ese mismo año también se organizó la Exposición Internacional de Barcelona, estando ubicado el pabellón de la firma en la avenida del Mirador frente al Palacio Nacional de Montjuic.

La Segunda República Española

El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española, perdiendo la marca uno de sus más importantes patrocinadores: Alfonso XIII, que marchó al exilio. Por decreto del nuevo gobierno, la bandera tricolor republicana (rojo-amarillo-violeta) reemplazó a la bandera monárquica (rojo-gualda-rojo) en el escudo de los Hispano-Suiza producidos en Barcelona.

El cambio de régimen, afectó desde un principio a la imagen de Hispano-Suiza, asociada a la aristocracia y la burguesía. Las trabas burocráticas para la importación de materias primas, supuso una reducción en la producción y una disminución de las ventas en España. No así en Francia, donde las ventas y prestigio estaban en su apogeo.

La fábrica de Guadalajara tuvo que venderse a Fiat S.p.A., si bien Hispano-Suiza se reservó la sección de aviación hasta su traslado a Alicante durante la Guerra Civil.


Con la sublevación militar contra el gobierno de la Segunda República, en julio de 1936, la CNT se incautó la compañía. Más adelante el gobierno de la Generalidad de Cataluña nacionalizó las fábricas catalanas de la marca mediante un decreto firmado por su presidente Lluis Companys, legalizando la gestión obrera de los comités de trabajadores.

En Hispano-Suiza irrumpe el comité de trabajadores revolucionarios que asesinan al administrador, Manuel Lazaleta. Los consejeros de la empresa consiguen pasar la frontera y se exilian en Francia. Miguel Mateu es detenido en la frontera de Gerona, pero gracias a la rápida intervención del cónsul de Francia consigue salvar la vida y exiliarse. Desde allí, Miguel Mateu planea abrir una fábrica en Sevilla para la fabricación y reparación de aeronaves de la aviación del general Francisco Franco.

La fábrica Hispano-Suiza de Barcelona, en manos de sus trabajadores, comienza a construir vehículos blindados. La maquinaria de la fábrica de Guadalajara se trasladó a un taller de Alicante donde se empleaba para reparar los aviones de fabricación soviética que participaban en la guerra con el bando gubernamental. En Francia, los dirigentes exiliados de Hispano-Suiza apoyaron a los militares sublevados y pronto montaron un taller en Sevilla para la aviación de Franco.

El 1 de abril de 1939, la guerra civil española se da por terminada y Franco entra oficialmente en Madrid a bordo de un Hispano-Suiza durante el desfile de la victoria celebrado el 19 de mayo de 1939.

El gobierno franquista consideró que la máxima eficiencia en la construcción de camiones solo se conseguiría con una gran empresa nacional y nacionalizada. Es por ello que intervino en 1946, después de presionar a sus propietarios para que accedieran a vender Hispano-Suiza al recién creado Instituto Nacional de Industria (INI), logrando finalmente sus objetivos. Se funda así la empresa nacional ENASA, que adquirió las fábricas y patentes de Hispano-Suiza y que fabricó automóviles bajo la marca Pegaso. Hacia 1956 se formaría una pequeña empresa de microcoches basada en unas pocas herramientas y maquinaria que no fue vendida a ENASA, llamada Fábrica Hispano.

Hispano Aviación fue una antigua fábrica española de aviones de combate ubicada en el barrio de TrianaSevilla. La empresa (Hispano Aviación S.A.) desarrolló su actividad de 1943 a 1972.

La Hispano Suiza se dividió durante la Guerra Civil:

 La sección de aeronáutica permaneció en manos de los antiguos dueños y se mantuvo funcionando hasta la Guerra Civil. Durante esta el Comité de Trabajadores se hizo con el control de la Hispano-Suiza y trasladó la producción de aviones a Alicante donde se montaron y repararon los Polikárpov del ejército republicano. Mientras tanto, los antiguos propietarios de la fábrica, exiliados en Francia, crean un taller en Sevilla para la reparación de los aviones de los sublevados. Tras la guerra civil, en 1943, es parcialmente nacionalizada y da lugar a "La Hispano Aviación" que echa a andar en Sevilla con antiguo personal de Guadalajara.






Hispano Suiza siempre ha estado identificada por un escudo con una rueda alada, inspirado directamente en la importante actividad aeronáutica que ha tenido la marca a lo largo de su historia. Pero su elegante e inconfundible emblema, representado por la escultura de una cigüeña plateada en pleno vuelo, también tiene su origen en la aviación militar. 


En su caso, era el distintivo que decoraba el avión del piloto francés Georges Guynemer, famoso jefe de una escuadrilla de caza en la Primera Guerra Mundial que equipaba los prestigiosos motores Hispano-Suiza en sus aparatos de combate. Y en su honor, tras desaparecer en la batalla, la marca adoptó la figura de tan elegante ave para decorar el frontal de sus prestigiosos coches. 


Una potencia económica para Guadalajara



 -¿Qué supuso la Hispano para Guadalajara?

-Hasta ese momento no había industria. Había un poso con la Aerostación Militar desde 1896 y la Maestranza de Ingenieros, donde hay una serie de profesionales valiosos en torno, forja, ajuste o fundición, que se incorporan a las cadenas de montaje de La Hispano. El que esté la Aerostación en Guadalajara permite que la división aeronáutica de La Hispano cuente con trabajadores y los ingenieros de la Academia, que estaban revolucionando con sus avances la conquista del espacio aéreo.

-¿A cuántos trabajadores llegó a incorporar La Hispano en Guadalajara?

-Un par de miles. Para una ciudad con 15.000 o 16.000 habitantes,  La Hispano fue toda una potencia económica, porque además había muchas empresas auxiliares que trabajaban para ella.

-Con lo cual su desaparición supuso el declive industrial de la ciudad.

-Fue el caos absoluto. Termina la Guerra Civil,  todo el mundo espera que la fábrica se ponga en marcha,  pero el gobierno franquista en 1943 decide que toda esa riqueza se desarrolle en Sevilla. Guadalajara se queda totalmente perpleja. No vuelve tampoco la Academia de Ingenieros, que era otra de las expectativas, y la crisis dura hasta que se declara Polígono de Descongestión de Madrid y en 1960 empieza el polígono del Henares. 

El Caudillo a Guadalajara no va a ir nunca porque allí de cada cinco cuatro son rojos y uno dudoso; luego no esperéis nada”. 

-A Sevilla se llevan lo que queda.

-Se llevan la fábrica de aviones, que es lo único que quedaba, y los obreros especializados. De hecho, gran parte de los obreros de Guadalajara emigran a Sevilla para buscar el sustento de sus familias.

-¿Hubo algún intento de recuperar la actividad?

-Nada más acabar la guerra, los propietarios de La Hispano tenían la idea de seguir y de hecho Aurelio Botella hace un proyecto arquitectónico de recuperación de las instalaciones. Pero en ese itineri viene el parque de Automovilismo donde se van a arreglar los vehículos deteriorados en la guerra, un pequeño taller de Renfe para arreglar vagones, pero La Hispano, la gran industria de la ciudad, se va a Sevilla.

-¿Fue una decisión política, tal vez para castigar a Guadalajara, por su posición en la guerra?

-Ya sabes que cuando la Comisión Gestora municipal, una vez acabada la Guerra, va a Alcalá de Henares a reunirse con los militares que han pasado por la Academia de Ingenieros y les preguntan qué cuándo va a venir el Caudillo [Franco] a Guadalajara, el general García Pruneda responde: “El Caudillo a Guadalajara no va a ir nunca porque allí de cada cinco cuatro son rojos y uno dudoso; luego no esperéis nada”. Y así cayó la noche sobre Guadalajara hasta prácticamente los años setenta en que la ciudad empieza despertar. 

(Información de Guadalajara Diario.es)










En el siguiente vídeo con datos de historiadores y entrevistas a descendientes de trabajadores se visualizan aspectos muy interesantes del impacto de la Guerra Civil y de la relación humana e industrial con Sevilla, entre otros.