Procedente de la Universidad Laboral –la actual Pablo de Olavide UPO- estuvo en la Escuela de CASA entre 1964 y 1967 hasta que fue expulsado. Compañero, camarada y amigo de Jaime Baena Abad; ambos militaron en las Juventudes Comunistas (JJ.CC.) y en las Comisiones Obreras Juveniles (CC.OO.JJ.) y juntos organizaron asambleas, repartieron octavillas, hicieron pintadas, convocaron paros y fueron a manifestaciones prohibidas pues en aquellos años todas estas actividades se realizaban clandestinamente.
Aquellos años de rebeldía juvenil frente a las injusticias
marcaron para siempre a Jaime y la amistad con Miguel le dejó una huella
imborrable, valorando a su amigo declaró en una entrevista: <se trataba de
un compañero extremadamente generoso, solidario y valiente, de una altura y
grandeza moral impecables y que siempre en todo momento y lugar defendía a sus
compañeros sin importarle las circunstancias ni los riesgos >
Cuando lo expulsaron de la Escuela de Aprendices trabajó de
albañil y militó en el PCE. La policía lo detuvo repartiendo el periódico Mundo
Obrero en 1969 durante el Estado de Excepción y lo tuvieron 13 días en la
Comisaría de La Gavidia interrogándolo mediante torturas físicas. Lo pasaron a
la cárcel de Sevilla y allí conoció a Eladio García Castro, máximo dirigente
del PCE (i) –una escisión del PCE- que se creó en Barcelona dos años antes.
Aquella relación con Eladio le motivó a
ingresar en el PCE (i) –después se llamó PTE- y tras salir de la cárcel, con 20
años, se fue a trabajar a Barcelona donde a los pocos años le ocurrió una
tragedia que determinó su vida: la policía lo detuvo en un piso de Cornellá de Llobregat
y le dispararon a bocajarro perforándole el hígado, creyendo que había muerto
lo arrojaron a la calle desde la segunda planta de la vivienda. Estuvo cerca de
tres semanas hospitalizado y tras un Consejo de Guerra lo encarcelaron durante
cinco años y medio entre 1971 y 1976 en que salió con la amnistía.
Toda su trayectoria vital fue la de un militante obrero y
comunista. De regreso a Sevilla trabajó en la empresa pública LIPASAM y sin
dejar de trabajar asumió la responsabilidad de Secretario de la sección
sindical de CC.OO. en su centro de trabajo.
Su salud personal siempre se resintió y consiguió que le
trasplantaran el hígado. Murió con 67 años y en Mayo de 2017 en la zona sur de
la capital hispalense se rotuló una calle con su nombre en reconocimiento a su
infatigable lucha contra el franquismo y por las libertades democráticas.
(A continuación inserto publicaciones donde se pueden conocer más
detalles sobre Miguel Jiménez Hinojosa).
Sobre la relación de camaradería entre Miguel y Jaime Baena hay una interesante referencia en el Libro (no editado): Resistencia, resiliencia y desobediencia. La forja de un rebelde. El autor es Juan Miguel Batalloso Navas.
Aquí os muestro un fragmento del Capítulo V <El nacimiento de
un compromiso>
En aquel curso 64/65 en el que Jaime repitió 2º, decide dedicarse en su tiempo libre a la música de una forma más seria, matriculándose para ello en el Conservatorio y compatibilizando así estudios profesio nales y musicales. Fue en este curso, con 17 años cumplidos, cuando su compañero Miguel Jiménez Hinojosa le propone fundar un Club Cultural Juvenil en San Juan de Aznalfarache, para lo cual le ofrece la cooperación de varios compañeros con el fin de hacer los Estatutos y disponer todo lo fuera necesario.
De
Miguel Jiménez Hinojosa16,
Jaime guarda entrañables y sentidos
recuerdos. Nos dice que se trataba de un compañero extremadamente generoso,
solidario y valiente, de una altura y grandeza moral impecables y que siempre
en todo momento y lugar defendía a sus compañeros sin importarle las
circunstancias ni los riesgos. En este punto
Jaime reflexiona y nos dice que en la adolescencia y más en
16 Su compañero Miguel Jiménez
Hinojosa, al que Jaime hace siempre referencia en diversas ocasiones recordándolo con gran emoción,
con el que establece una intensa amistad
y que lo animó a fundar
el Club Cultural y a
comenzar sus apasionadas lecturas, tenía casi la misma edad que él. Miguel nació en 1948 en el barrio de Nervión de Sevilla y en 2019, hace unos años le rotularon una calle
por su compromiso
y lucha infatigable contra
el franquismo y por las libertades democráticas. Estudió en la Universidad Laboral y después paso
a CASA hasta que lo expulsaron. Inicialmente estuvo en las Juventudes Comunistas (JJ.CC.) hasta que lo detuvieron. En la cárcel conoció a Ramón Lobato, dirigente del
Partido Comunista de España Internacional (PCE-i-), fundado en 1967, que lo
introdujo en su organización, pasando más tarde en la
Transición a engrosar las filas del Partido del Trabajo de España (PTE) de
Eladio García Castro. Miguel pasó
varios años en las cárceles franquistas y fue cruel e impunemente torturado por
la Brigada Político Social de Barcelona
en 1970 haciendo con él lo mismo que hicieron
el año anterior con Enrique
Ruano en
Madrid
o con Julián Grimau
en 1962.
Le dispararon,
perforándole el hígado y después
lo tiraron desde
un segundo piso a la calle, quedando así más de quince días hospitalizado. Como en todos los crímenes y torturas del franquismo, sus autores quedaron impunes. FUENTE: “Todos (...) los
nombres”. CGT-A.
En: <http://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/jimenez_hinojosa._sevilla.pdf> [Consulta: 5 oct. 2020].
aquellos tiempos, se daban siempre lo mejor y lo peor de las personas ya que cuando se es joven, se es muy
generoso, pero también contra- dictoriamente muy egocéntrico. En aquellos tiempos
tan difíciles dice Jaime que
lo normal era ser huraño, individualista y precavido, sin embargo, los compañeros que eran solidarios lo eran a tope, a muerte,
hasta la última gota de su sangre y “Miguelito”
era así. Según Jaime, Miguel Jiménez Hinojosa era un líder, muy cariñoso y
bueno, hijo de una familia de izquierdas, muy republicana que vivía en el Cerro
del Águila, un barrio que fue todo un bastión de la clase obrera y de los
obreros de Hytasa, una empresa
en la que la clase obrera
tenía mucha fuerza.
Antes de que Miguel Jiménez Hinojosa
se marchase a Barcelona, todos sus compañeros hicieron una manifestación en la
que Jaime participó, desde su condición de compañero, amigo y militante de Comisiones
Obreras Juveniles (CC.OO.JJ.).
5.4.1.- En las CC.OO.JJ.
Jaime en 3º de Aprendizaje, en el curso 1965/66, con 18 años, está
militando ya en las Comisiones Obreras Juveniles (CC.OO.JJ.) estando incluido en lo que el PCE consideraba el frente sindical
que estaba or- ganizado bajo las condiciones más estrictas de vigilancia, control
y se- guridad, dado que la organización tanto de CC.OO., como del PCE
es- taba siempre amenazada por las detenciones y había que estar siempre muy atentos para renovar,
sustituir y cubrir los huecos de camaradas que eran detenidos y llevados
a prisión. Esta es la
razón por la que jó- venes
como Jaime, con 17 o 18 años se encontraban completamente inmersos en la responsabilidad de asumir tareas
de dirigencia sindical. Con esa juventud tenían
que organizar y convocar asambleas, repartir octavillas, hacer pintadas, convocar paros y huelgas,
salir a la calle en manifestación contra lo que hiciera
falta para movilizar a la ciudadanía contra la dictadura lo cual
representaba un enorme peligro en todos los sentidos.
De aquel periodo, Jaime destaca que
cuando expulsan a Miguel Jiménez Hinojosa de la Escuela,
todo el grupo cayó en un momento
de
gran desesperanza, algo que Jaime
superó gracias a su interés por la música, dedicándose casi en exclusiva y durante este periodo a esta ac- tividad. Nos cuenta que participó en la creación
de un grupo de música, primero con jóvenes de Coria del Río en el que Jaime tocaba
la guitarra de cuatro
cuerdas, el bajo, y además era vocalista. Hay un tiempo en su vida, hasta los
20 o 21 años que Jaime opta por realizar otras actividades, pero sin dejar de
estar conectado con la lucha contra el franquismo, algo que para Jaime era
normal, no solamente por sus convicciones, sino también por la propia situación
de clandestinidad. Y es que según nos cuenta Jaime,
una vez que se pertenecía a las redes del PCE no era posible salirse con
facilidad, a no ser por detención o que en la comisaría se dijera algo para
delatar a los compañeros, tras lo cual el PCE te excluía de inmediato. En este
punto, dice Jaime que él podía ir a donde quisiera, ya fuese a tocar con el
grupo musical o a cualquier otra actividad, pero siempre lo encontraba alguien
del PCE que lo reconvenía pidiéndole de una u otra manera explicaciones acerca
de lo que hacía y debería de hacer.
Aunque las CC.OO.JJ. fue una
organización obrera juvenil obviamente clandestina que duró poco, ya que, a
principios de la década de los setenta, la dirección de CC.OO. opta por dar
acceso a todos los jóvenes obreros que lo desearan, vale la pena destacar aquí
su importancia y trascendencia, no solo para activar y animar todo el
movimiento juvenil de la segunda
mitad de la década de los sesenta
en Sevilla y otras provincias andaluzas, sino también para apoyar y
solidarizarse con entusiasmo con todas las acciones y movilizaciones obreras y
ciudadanas de entonces.
Conforme a lo señalado
en la magna obra colectiva
coordinada por el historiador Alfonso Martínez Foronda
(MARTÍNEZ, A.; 2005: 229-
234), las CC.OO.JJ. nacieron en Sevilla en el verano de 1967 con alumnos de la
Escuela de Aprendices de la HASA además de jóvenes que ya estaban en CASA y
también procedentes de otras empresas como FASA, TUSSAM, RENFE junto a otros
pertenecientes a las JJ.CC. y a los movimientos cristianos. Su objetivo era
triple.
En primer lugar, sensibilizar y
solidarizar a la juventud con la causa del movimiento obrero de forma que se apoyasen todo tipo de
acciones y movilizaciones. En este
sentido por ejemplo las CC.OO.JJ. gestaron reivindicaciones específicas relativas a las condiciones educa- tivas y formativas de los alumnos
de la HASA, realizando para ello asambleas, que en 1967 llegaron
a ser diarias con objeto de crear fuer-
tes vínculos de compromiso, institucionalización y consolidación de la
nueva organización. Igualmente participaron en las movilizaciones de los 1º de mayo y de forma especialmente
comprometida en apoyo y solidaridad con Eduardo Saborido que había sido
detenido el 24 de enero de 1967, detención que produjo un fuerte movimiento de
solidaridad con CC.OO. dado su creciente prestigio a partir de las Elecciones
Sindicales de 1966, además que de ser la primera vez que se exigía abiertamente
la excarcelación de un detenido, (MARTÍNEZ, A.; 2005: 301-302) constituyendo así el comienzo
de todo un conjunto
de acciones de solidaridad similares y que fueron
el embrión sevillano de lo que en la década
siguiente sería el fuerte movimiento social de exigencia de Amnistía y
Libertad.
En segundo lugar, constituirse en una
escuela viva de formación obrera, social y política, además de un refuerzo y un
depósito de re- serva de recursos humanos bien motivados y llenos de energía
para ayudar y en su caso sustituir a los militantes y dirigentes de CC.OO. dado que en aquellos
años de la década de los sesenta
la represión con- tra
el movimiento obrero
fue especialmente extensa
e intensa, algo que
fue singularmente duro en el periodo 1967-1970 como consecuencia de los diversos estados de excepción de cada
año.
Por último y, en tercer lugar, las
CC.OO.JJ. fueron una herra- mienta y una plataforma juvenil
cuya finalidad residía también en ex- tender, ampliar y diseminar las reivindicaciones obreras
a otros ámbi- tos
sociales como el juvenil, el ciudadano, el educativo o el cultural, de forma que se fueran creando nuevos espacios y ambientes de
libertad y encuentro para la juventud y para toda la ciudadanía. De aquí, por
ejemplo, la estrategia de animar
e impulsar la creación de Clubs Juve- niles aprovechando las posibilidades que brindaban los párrocos o cu-
ras progresistas comprometidos en la lucha antifranquista. Así, las CC.OO.JJ.
de Sevilla llegaron a crear una coordinadora que agrupaba a una veintena de barrios, en la que estuvieron representados los
principales dirigentes juveniles,
casi todos procedentes de la Escuela de Aprendices de la HASA y entre los que se encontraban José del Río Caballero (San Jerónimo) y Antonio
Andrade (Bellavista), Francisco Pérez y Francisco Sánchez Legrán (Pío XII),
Rafael Luque (Triana), José María Gallego “El cabeza” (Puerta de la Carne), “El
Chato”, J. Millán Márquez, “El sin Dios” y Juan José Becerra (Bellavista),
Antonio Benítez (por la Hispano Aviación), y el protagonista de nuestra
historia, Jaime Baena Abad (San Juan de Aznalfarache) (MARTÍNEZ, A.; 2005:
232).
5.4.2.- En el Club Juvenil Cultural de S. Juan
En cuanto al Club Juvenil Cultural de
San Juan de Aznalfarache, hay que señalar que, en el momento de su nacimiento,
Jaime no era todavía mayor de edad, por lo que no pudo legalmente aparecer
como socio fundador, siendo los demás compañeros mayores
de 18 años los que lo
hicieron, aunque no sin dificultades.
Aquel grupo de jóvenes
fundadores del Club Cultural de San Juan, con sus estatutos bajo el brazo se dirigieron al Gobierno Civil para en- tregarlos y proceder así a su
legalización, algo que aparentemente era normal. Sin embargo, uno de los Guardias Civiles
que custodiaba e in-
formaba en las dependencias del Gobierno Civil
intentó hacerlos desis- tir en su solicitud. Pero estos jóvenes
que sabían muy bien el territorio
que pisaban, tomaron la precaución de ir acompañados por un abo- gado que se
presentó ante aquel Guardia Civil como tal y aunque in- tentaron rechazar la
solicitud y cerrar así el Club, que ya estaba fun- cionando, definitivamente no
lo consiguieron y acabó por ser legali- zado. Finalmente, y en una de las
Elecciones a la Junta Directiva que se realizaron unos meses después, Jaime fue
elegido presidente del Club.
Sevilla. Recordando a Miguel Jiménez Hinojosa,
fallecido el pasado día 22 de agosto. Reportaje de Interviú: “Los policías me
dejaron muerto”
16
de septiembre de 2015 por administradorTLN
Aunque con un cierto retraso, reproducimos
un artículo de Ana María Pascual publicado en Interviú en noviembre de 2014 que
recoje una serie de declaraciones del compañero Miguel sobre aquellos
duros y peligrosos momentos, donde según algunos (expertos) ya había
comenzado una transición política que se llevó por delante (asesinadas por las
fuerzas de seguridad del estado) más de un centenar de personas. NUESTRO
RECUERDO Y HOMENAJE A MIGUEL JIMÉNEZ Y A TODOS LOS DEMÁS.
Querella argentina por crímenes del
franquismo.
“Los policías me dejaron muerto”
En 1971 a Miguel Jiménez Hinojosa lo
tiraron por la ventana tras dispararle en el hígado. El jefe policial fue
condecorado.
Su salvación fue una especie de milagro.
“No era mi destino morir de aquella manera, como un perro” cree Miguel Jiménez
Hinojosa, de 66 años, que ha denunciado ante la jueza argentina María Servini
que en 1971 dos policías le dispararon y lo arrojaron desde un segundo piso
durante su detención en Barcelona. La togada ha imputado ha imputado a uno de
esos policías, pero hace unos meses que falleció. Esta es la asombrosa historia
de un militante antifranquista.
Interviú.es | Ana María Pascual
| 24-11-2014
Se nota que Miguel Jiménez Hinojosa
(Sevilla, 1948) lo pasa mal recordando los detalles que marcaron su vida hace
43 años. Se le quiebra la voz o se queda en silencio de repente, como si una
barrera interior le impidiera confesar los sentimientos que aún le provoca el
recuerdo de la brutalidad: “Siento rabia, pero no busco
venganza. Quiero que la sociedad conozca lo que pasó en
España durante el franquismo y la Transición: se torturó a los
ciudadanos y después se intentó limpiar todo aquello con lejía”.
Hoy, a los 66 años, cuando su denuncia ante
la jueza argentina María Servini, que investiga los crímenes del franquismo, ha
servido para que se impute por torturas al policía Atilano del Valle Oter
–fallecido el pasado mes de abril a los 85 años–, Miguel Jiménez se siente algo
reconfortado.
Criado en el seno de una familia humilde
sevillana, a los 13 años Miguel entró en la Universidad Laboral –institución del
régimen donde los hijos de los obreros podían estudiar educación secundaria y
formación profesional–. Tres años después era aprendiz de alicatador, y con 18
años trabajaba como peón en la construcción. Pero además de la necesidad de
llevar un jornal a casa, Miguel sentía impulsos políticos y se embarcó en la
lucha contra el franquismo, ingresando en el PCE(i) –Partido
Comunista de España (Internacional), luego Partido del
Trabajo de España (PTE)–, una escisión del PCE. En enero de 1969 fue
detenido con propaganda ilegal durante el estado de excepción. Otros militantes
acabaron peor, como el malogrado estudiante Enrique Ruano, al que los policías
de la Brigada Político Social (BPS) arrojaron por una ventana. Dos años
después, Jiménez Hinojosa probaría aquel terrorífico método.
Miguel recuerda el disgusto de sus padres
cuando salió de prisión, al cabo de tres meses, y les comunicó que se
marchaba. “En la cárcel en Sevilla había conocido a Ramón
Lobato [alias de Eladio García Castro,
dirigente del PCE(i)]. Él era algo mayor que yo; daba gusto escucharle
en el patio de la cárcel. Cuando salí de prisión, tenía ya las ideas
políticas muy claras. Me fui a Barcelona, donde conocía gente. Me
puse en busca y captura, para librarme del juicio y también porque me
reclamaban para hacer la mili”. En la Ciudad Condal, el
sevillano trabajó como albañil. Acudía a las reuniones del partido y colaboraba
en la impresión de panfletos y octavillas de propaganda.
A finales de 1970, la reacción social por
las condenas de muerte para 12 militantes de ETA en el proceso de Burgos
provocó que el Gobierno decretase un nuevo estado de excepción.
En Barcelona, en las industrias importantes comenzaron huelgas (ilegales)
y despidos. El PCE(i) convocó en febrero de 1971 una manifestación en el paseo
de Maragall para protestar por los despidos en la metalúrgica La Maquinista
Terrestre y Marítima. A un coche patrulla de la policía le lanzaron un
cóctel molotov. Las represalias no se hicieron esperar.
El 24 de abril, la BPS desplegó toda
su artillería en Barcelona y en la comarca del Baix Llobregat
para capturar a los integrantes del PCE(i). “Fue una redada enorme –cuenta
Miguel–. Me enteré y fui rápidamente a mi casa, en Cornellà de
Llobregat, para avisar a mis camaradas. Cuando llegué, me encontré dentro
a dos ‘sociales’ [policías de la BPS]. Intenté defenderme.
Sabía que, si me atrapaban, sería mi ruina. Recuerdo
que le di un puñetazo a uno de ellos”.
“OÍ UN RUIDO MUY FUERTE”
Los policías eran Atilano del Valle Oter y Francisco
Rodríguez Álvarez, según consta en una nota informativa de la Jefatura
Superior de Policía de Barcelona, fechada el 24 de abril de 1971 y adjuntada
por Miguel a la querella argentina.
“Debieron de golpearme con la culata de
la pistola y perdí el conocimiento –recuerda–. Cuando
desperté, estaba esposado. Decidieron esperar a ver si
llegaba alguien más al piso. Uno de los policías jugaba con
un cuchillo de monte que teníamos en casa. Intenté quitárselo y,
forcejeando, le pinché. Entonces oí un ruido fuerte y ya no recuerdo más,
hasta pasados 16 días, que me desperté en el hospital”.
Lo que oyó Miguel fue el sonido de un
disparo, a bocajarro, sobre su vientre, que le perforó el hígado. Los policías
a continuación arrojaron al vacío el cuerpo del joven inconsciente, desde un
segundo piso. Miguel impactó contra el suelo de un patio interior tras
atravesar un tejadillo de uralita. El pronóstico era desesperanzador: fractura
de la base del cráneo, conmoción cerebral y rotura hepática. Pero vivió para
contarlo.
PUÑOS COMO MAZAS
Para las víctimas de la represión policial
en Barcelona, Atilano del Valle es como un fantasma. “No sabemos
nada del hombre que nos golpeaba en la Jefatura Superior de Policía
de Barcelona, en Vía Laietana”, dice Felipe Moreno,
coordinador de la Plataforma Catalana de Apoyo a la Querella Argentina. La
jueza Servini incluye a Atilano en su lista de los veinte imputados por
crímenes del franquismo, para los que solicita la extradición a Argentina.
Pero Atilano murió el pasado 3 de abril, a
los 85 años, como ha podido comprobar interviú. “Es una
pena que se haya ahorrado la vergüenza de verse señalado por haber torturado”, señala
Moreno.
El abogado Enric Leira recuerda
los interrogatorios de Atilano: “Era un hombre bajito, con
poco pelo; lo que más impresionaba de él eran sus
manos, grandes como mazas. Soltaba unos puñetazos tremendos. En
enero de 1969 me detuvieron y me llevaron a la Jefatura Superior.
Me tuvieron tres días de pie. Atilano era uno de los fijos. Siempre
había tres o cuatro en cada interrogatorio. Pegaban
delante de todo el mundo, en las oficinas. Cuando querían ser más
duros, nos llevaban al archivo, un lugar más discreto. A mí me golpearon,
me dieron pisotones … También me cogieron de los pies y me
acercaron a unas escaleras. Uno de los policías me dijo: «Te vamos
a hacer como a Ruano»”.
“Atilano fue condecorado por las heridas
sufridas durante la detención de Jiménez”
El 3 de diciembre de 1975 el ministro
de la Gobernación José García Hernández le concedió
a Atilano del Valle –propietario de terrenos en la localidad madrileña de
Olmeda de las Fuentes y de varios inmuebles en Barcelona– la Cruz al
Mérito Policial con distintivo Rojo por haber resultado
herido durante la detención de Miguel Jiménez. En el informe policial se indica
que Atilano sufrió “pinchazos y cortes en una mano”.
Sin embargo, la condecoración, que
le supuso un incremento salarial anual de en torno a 150.000
pesetas, no le fue retirada cuando, un año después, en octubre de 1976, fue
condenado, junto con otros tres policías, por las lesiones producidas a dos
detenidos. La pena fue raquítica: 24 días de arresto menor y una multa de 7.500
pesetas. En diciembre de ese año, nueva condena: cuatro días de arresto y 2.000
de multa por lesiones a Mercè Muñoz. Según el forense,
la joven presentaba hematomas en ojos, brazos, muñecas y pierna izquierda
debidos a contusiones con un objeto y a golpes continuados, quizá de zapatos.
CONSEJO DE GUERRA
Miguel permaneció 16 días en el Hospital
Clínico de Barcelona. La policía nunca reconoció que sus funcionarios le
dispararon y arrojaron al vacío: “En cuanto recuperé el
conocimiento, me trasladaron a la enfermería de la Modelo, donde
estuve seis meses. La policía dijo que yo me había
tirado por la ventana. Como fue un tiro limpio, la bala había
salido de mi cuerpo. Les vino bien para decir que la perforación de
hígado había sido por la caída”.
A Miguel lo condenaron a 16 años por
insulto a las Fuerzas Armadas y asociación ilícita, en un consejo
de guerra, en agosto de 1972. “Estuve en
las cárceles de Soria, Segovia y Jaén. Salí a los cinco años.
Regresé a Sevilla, tenía miedo de no encontrar trabajo,
porque había listas negras”. Se ganó la vida como albañil y como
operario de limpieza del Ayuntamiento de Sevilla, hasta que hace 16 años le
trasplantaron el hígado y le concedieron la incapacidad permanente. Hoy ve con
tristeza el estado general de la política española: “Muchos dieron su vida,
incluido yo, en cierto modo, porque los policías me
dejaron muerto, para conseguir una democracia y una justicia social que
jamás se han alcanzado plenamente. Mis hijos se enteraron al final de
lo que me pasó. Pero a mis nietos no quiero contarles algo tan
horrible para que no sufran”.
PREMIO PARA LOS POLICIAS REPRESORES
RODOLFO MARTÍN VILLA, Ministro de la Gobernación entre 1976 y
1979, ha sido el primero de los imputados por la jueza Servini en abrir la
boca, y ha dicho que quiere declarar, que no quiere ser un amnistiado. Mucho
tendrá que explicar el empresario y expolítico si finalmente se somete al
interrogatorio de la jueza. No solo respecto a la matanza de Vitoria de 1976
(cinco personas murieron tiroteadas por la policía), de la cual Martín
Villa sería responsable político, según la jueza; sino además de las
condecoraciones de policías implicados en la represión franquista. Por
ejemplo, Antonio González Pacheco, alias Billy el niño, cuya
extradición a Argentina fue rechazada por la Audiencia Nacional el pasado
abril. Martín Villa lo condecoró con la Medalla de Plata al Merito Policial el
13 de junio de 1977, unos meses antes de ser aprobada la Ley de Amnistía, que
la justicia española enarbola para rechazar las pretensiones de la jueza
argentina. Martín Villa también condecoró a Roberto Conesa, jefe de
Billy el niño.
Artículo de Interviú en PDF (Recomendable
su visión)
https://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/jimenez_hinojosa._sevilla.pdf
El distrito Sur homenajeará así a su vecino, fallecido
el año pasado
María
Caballero / Sevilla / 05 may 2016 / 08:43 h.
Miguel Jiménez Hinojosa tendrá una calle junto
a la avenida de la Paz, en una metáfora de aquello a lo que dedicó su
vida. Así lo acordó la pasada junta del distrito Sur, en
reconocimiento a la defensa de la libertad y la democracia de
este sevillano durante toda su vida.
La calle elegida, ahora sin nombre, es la perpendicular
a la avenida de la Paz y a la calle Piel de Toro, ubicándose en ella las
fachadas del colegio Paz y Amistad y la asociación de vecinos El Sur.
La iniciativa fue llevada a la junta del
distrito Sur el pasado miércoles por Rosa Fernández, representante
de la asociación de mujeres Sibalis. Tras la lectura por su parte
de la biografía de Miguel Jiménez Hinojosa, la junta vivió un emotivo
momento de consenso, en el que todos los grupos participantes realzaron la
figura de Jiménez, fallecido el pasado año.
El delegado del distrito, Joaquín
L. Castillo, no se prodigó en palabras, sentenciando que «Miguel se
merece tener una calle en Sevilla». Por su parte, el grupo popular, en
palabras de Juan Luna, hizo énfasis para que «no se olviden
a aquellos héroes anónimos que no tienen calles en su honor, como las víctimas
del terrorismo». El representante de Izquierda Unida, Alejandro
Massia, destacó a Jiménez como uno de los «imprescindibles, un
hombre tiroteado y encarcelado por su lucha». Tanto éste como el
portavoz de Participa Sevilla, Ernesto Rodríguez, incidieron en «la
situación de España, un país todavía impune».
La propuesta conmovió a algunos de los
presentes, como a la portavoz vecinal María Luisa Pérez, que
recordó el ejemplo de su abuelo, «al que todavía no hemos encontrado y
que estará en una cuneta». Sin embargo, el momento más emotivo se
vivió tras todas las intervenciones, cuando la hasta entonces callada
representante de la asociación de vecinos El Sur, Rosario García, se
levantó entre lágrimas para agradecer a los presentes sus palabras y
votos, «ya que Miguel era mi marido».
Una vida de lucha
Miguel Jiménez Hinojosa nació en Sevilla en
1948, y dedicó toda su vida a la lucha sindical y de oposición
a la dictadura franquista. Fundador del Partido Comunista de España
Internacional, posteriormente denominado Partido del Trabajo de España (PTE),
Jiménez sufrió su primera detención con 20 años por repartir
el periódico Mundo Obrero, acusado de asociación ilícita y
propaganda ilegal. Sin embargo, el suceso más traumático de su vida fue cuando,
con 23 años, y detenido en un piso de Barcelona, recibió disparos a
bocajarro de dos policías, que después, lo tiraron por la ventana. El
sevillano consiguió recuperarse, no sin secuelas, de este incidente, pasando
por las cárceles franquistas hasta el año 1976. En 2012 la
jueza argentina María Servini de Cubría ordenó la detención de
uno de los policías que le disparó, Atilano del Valle Oter, pero
éste falleció en 2014, sin acudir a juicio.
Jiménez dedicó el resto de su vida a la
lucha sindical, llegando a ser secretario del comité de empresa de
Lipasam. Falleció el año pasado en agosto, a la edad de 67 años, suponiendo
una gran conmoción entre sus «vecinos, compañeros y camaradas»,
afirmó su mujer, Rosario García.
Esta propuesta unánime será trasladada al
pleno del Ayuntamiento de Sevilla, que sumará así una calle más por la
memoria histórica.
http://elcorreoweb.es/sevilla/una-calle-para-el-luchador-antifranquista-miguel-jimenez-JX1725586
https://www.todoslosnombres.org/sites/default/files/jimenez_hinojosa._sevilla.pdf
Inauguración de la calle
Miguel Jiménez Hinojosa en Sevilla
Miguel Jiménez
Hinojosa (Sevilla 14 de mayo de 1948 – Sevilla 21 de agosto de 2015) fue
militante del Partido del Trabajo de España (PTE) y sufrió varias detenciones.
La que le marcó su vida para siempre se produjo el 24 de abril de 1971, en que
fue detenido en un piso de Barcelona por los funcionarios de la Sexta Brigada
Regional de Investigación Social. Atilano del Valle Oter y Francisco Rodríguez
Álvarez le dispararon a bocajarro y lo tiraron por la ventana, sufrió conmoción
cerebral con posible fractura de la base del cráneo, fractura de pelvis, rotura
hepática, contusiones y heridas varias de pronóstico muy grave, posteriormente
un Consejo de Guerra lo condenaría a 16 años de cárcel.
Miguel denunció
en septiembre de 2012 ante la jueza argentina María Servini de Cubría, que
investiga los crímenes de la dictadura franquista, a los policías que lo
detuvieron en Barcelona en 1971, ésta ha dictado una orden internacional de
detención y extradición contra uno de ellos, Atilano del Valle Oter.
La Asociación
por la Memoria Histórica del Partido del Trabajo de Andalucía y la Joven
Guardia Roja, agradece a los colectivos y entidades que a continuación se
relacionan el apoyo mostrado en la petición al Ayuntamiento de Sevilla para que
una calle de la ciudad tenga el nombre de Miguel Jiménez Hinojosa: Asociación
de vecinos Félix Rodríguez de la Fuente, Asociación de vecinos Triana Norte,
Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de la CGT , Unidad
Cívica Andaluza por la República, Colectivo de teatro “El Gallo Rojo”,
Asociación ”nuestra memoria”, Asociación de Amistad con Cuba Bartolomé de las
Casas, Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica El Coronil,
Asociación Sevillana Verdad, Justicia y Reparación, Radiópolis, Asociación
cultural prembodhi yoga, Asamblea de Andalucía, Asociación Derecho y Democracia
y la Plataforma Nosotros también somos Sevilla, con los siguientes colectivos:
AA.VV. El Sur, AA.VV. Solidaridad, AA.VV Esperanza Sur, Asociación de mayores
Paz y Amistad, Asociación Alboreá, HOAC, Coordinadora de educación del Polígono
Sur, Cocina solidaria del Polígono Sur, Ateneo popular del Polígono Sur,
Asociación de mujeres Sibalis.
En el siguiente audio de 15 minutos se puede escuchar su voz hablando
de su militancia en el PTE, en septiembre de 2007.
Habla Miguel Jiménez Hinojosa (CLIC en el Nombre)
Otro compañero que conoció personalmente a Miguel y que trabajó en
C.A.S.A. fue Antonio Sánchez Montilla. También fue militante del PTE y trabajó
de Ajustador en la sección de Utillaje de la Factoría de Tablada. (A
continuación se puede oír su voz en el siguiente audio de 8 minutos defendiendo
sus ideas andalucistas, sociales y la memoria histórica, entre otras cosas).
Habla Antonio Sánchez Montilla (CLIC en el nombre)